El arte europeo ha pasado por numerosas fases, y cada una de ellas ha logrado enriquecer de manera notable al Viejo Continente, donde hoy, por suerte, podemos disfrutar de obras de tan diversos estilos que son una delicia para cualquier amante de la escultura, la pintura o la arquitectura. Cada cual tendrá su periodo favorito, pero está claro que el Gótico, a pesar de desarrollarse tan solo durante un par de siglos, dejó una profunda y espectacular huella en casi todos los países europeos, especialmente por sus templos y edificios monumentales. Y es que hoy por hoy, nueve siglos después, muchas de las catedrales e iglesias góticas que se construyeron en su momento siguen en pie, restauradas, por supuesto, y convertidas en muchas ciudades en los edificios más antiguos, habiendo soportado siglos en pie, tormentas, guerras y todo lo que podamos imaginar. Las majestuosas catedrales góticas siguen atrayendo a numerosos visitantes allá donde se encuentran, y lo mismo ocurren con la escultura y sobre todo, con la pintura.
Estamos hablando de un periodo artístico enclavado en la Edad Media europea, que se desarrolla desde el siglo XII al XIV, cuando el Renacimiento toma el testigo, con unas ideas totalmente diferentes. El gótico estaba muy relacionado con el arte sacro, ya que aquellos tiempos la mayoría de artistas estaban auspiciados por la Iglesia Católica, la organización que dominaba de facto en buena parte del continente. Esto se nota en el tema religioso de las obras, pero eso no quita para que sus características hayan trascendido más allá de ese tema central, y hoy en día podamos disfrutar también de estas obras y de toda la influencia que llevaron a cabo en los artistas posteriores del neogótico o el barroco, siglos más tarde. En este artículo queremos darle un repaso rápido a todo lo que supuso en su momento el arte gótico, y porque es uno de los periodos artísticos más importantes para entender la cultura europea y occidental, en general.
Nacimiento del arte gótico
El arte gótico surge en el norte de Francia, a mediados del siglo XII, coincidiendo con la última época de plenitud de la Edad Media. El desarrollo de las ciudades y de los grandes edificios como palacios, fortalezas y hasta universidades en estas grandes urbes marca el inicio de un arte que viviría el o caso del periodo medieval, y se extendería por todo el continente, aunque en diversos tramos cronológicos, porque su decadencia en Francia llegó más tarde que en Italia, por ejemplo. El gótico estaba unido al surgimiento de la clase social alta, la burguesía y la nobleza, así como al clero, ya que en muchas ciudades los primeros edificios góticos fueron sus iglesias o catedrales, así como los monasterios que fueron expandiéndose por toda Europa occidental, y que contaban con unas características muy especiales.
Características y estilo
En lo que a la arquitectura gótica se refiere, la principal características es el uso de la luz, algo que sin duda marca un antes y un después en la manera de entender los edificios, especialmente los religiosos. Los arquitectos y diseñadores góticos le daban una gran importancia a la luz dentro de estos edificios, que hasta ese momento habían sido oscuros. Invitaban a los feligreses a entrar en ese ambiente casi onírico en el que la luz traspasaba las vidrieras y lo llenaba todo. Así mismo, la utilización del arco ojival apuntalado y la bóveda de crucería que deriva de este elemento fueron sin duda el mayor aporte arquitectónico de este arte. En la escultura, las figuras comenzaron a evolucionar hacia la sacralización de prácticamente todo lo que se erigía, con formas elegantes pero no demasiado complejas. Lo mismo ocurría en la pintura, donde también se nota la influencia de la arquitectura en el tratamiento de la luz y el color den cada lienzo.
Autores del arte gótico
La consideración del artista en aquellos tiempos no era, ni mucho menos, la misma que tenemos hoy en día. Aquella profesión, ya fuera escultura o pintura, quedaba relegada a un segundo plano y apenas se tienen nombres de los artistas del primer periodo gótico, más allá de los maestros que crearon los edificios, y a veces ni siquiera ellos eran nombrados. Contamos con las obras de Melchor Broederlam, Stefan Lochner o el Maestro Francke, todos ellos de la escuela germana. En Italia destacaron artistas como Pietro Lorenzetti o Simone Martini, nombres destacados pero mucho menos populares que los artistas que llegarían más tarde con el Renacimiento. Por último, España también presume de artistas en esta época, como el pintor Bartolomé Bermejo, uno de los máximos exponentes del gótico occidental en su gremio.
Obras destacables
Como ya hemos podido comprobar, el arte gótico se hacía más influyente en el arte de la arquitectura, que para entonces superaba con creces a la pintura y a la escultura como el arte más noble y principal. Así, muchas de las grandes obras del gótico son edificios, la mayoría de ellos destinados al culto. La basílica de Saint Denis, en Francia, es consideraba como la primera obra del arte gótico, siendo estrenada en el año 1140, y sirviendo de inspiración a muchas otras iglesias y catedrales, como la de Chartres, en Francia, una verdadera obra de arte de la arquitectura de la época, o la de Colonia, en Alemania, un edificio imponente. En Italia, en este estilo destaca la preciosa catedral de Milán, y por supuesto, tampoco podemos olvidarnos de otro de los templos indivisibles del arte gótico, la catedral de Burgos en España, uno de los mejores ejemplos de este arte.
En cuanto a la pintura, las obras que nos han llegado suelen centrare en el tema sacramental. La Resurrección de Lázaro, de Giotto di Bondone, es uno de los mejores ejemplos de este tipo de arte. También la Virgen del Canciller de Rolin de Jan van Eyok, o La Anunciación entre los santos, de Simone Martini. Todas ellas son obras coloridas que plasman pasajes de la Biblia y los Evangelios, al modo de la época. En cuanto a la escultura, también nos han llegado obras muy espectaculares de este periodo, sobre todo las que se han mantenido en las catedrales e iglesias más importantes. Esculturas de santos, pero también de criaturas imposibles, como las famosas gárgolas, han sobrevivido al tiempo estos nueve siglos y se mantienen hoy en día como un ejemplo perfecto de la buena combinación de la arquitectura y la escultura en los templos góticos.